El entrenador de formación y sus dotes como buen comunicador (Por Federico Ojeda)

01.02.2013 10:18

 

    Esta entrada está escrita por Federico Ojeda, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Máster de Formación del Profesorador de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

 

    EL ENTRENADOR DE FORMACIÓN Y SUS DOTES COMO BUEN COMUNICADOR

    Un entrenador de cualquier deporte que trabaje con equipos de categorías inferiores o de formación, tiene que tener una buena capacidad de comunicación para poder transmitir toda la información de una manera correcta, sencilla y clara a sus jugadores que están en proceso de aprendizaje.

    El entrenador puede tener todos los conocimientos del mundo, estando en posesión de títulos que refrenden que es “Entrenador Superior de …”, pero si no puede o no sabe comunicarlos no les servirá de nada. Este saber transmitir es lo que derivará en enseñanza por parte del entrenador y aprendizaje por parte del jugador.

    La comunicación no solo consiste en el mensaje verbal que es en el que siempre pensamos cuando hablamos de comunicación, también existe el no verbal. Este tipo de comunicación está representado por el conjunto de actos, comportamientos, gestos y expresiones, que tienen un impacto muy grande en la persona entrenada (muchas veces superior a la vía verbal).

                                                                        

                                        Entrenador de baloncesto, Velimir Perasovic, gesticulando

    Para que este proceso sea lo más efectivo posible, se mencionan a continuación una serie de habilidades importantes que habría que mejorar o perfeccionar:

-          Desarrollar la credibilidad y comunicar con coherencia: en el caso de las categorías de formación, creo que esto se desarrolla si el entrenador predica con el ejemplo. Si pide puntualidad, que sea el más puntual de todos. Si pide que se respete un código de vestimenta, que lo cumpla en cada situación. Si pide respeto y buen ambiente en el equipo, que sea el primero en crear y fomentar ambientes favorables para cumplir esa meta. Y así un largo listado de ítems que cada entrenador tendrá personalizados.

-          Feedback constructivo: la retroalimentación al jugador que sea desde un punto de vista constructivo y no destructivo. Explicar y darle a entender los aspectos a mejorar en esa situación concreta, no “hundirle” diciendo que malo es o que no tiene ni idea.

-          Aprender a escuchar: los jugadores en categorías de formación se sentirán mucho más valorados si somos capaces de escucharles, demostrando así que son partícipes y protagonistas en la actividad que están realizando. Muchas veces nos sorprenderíamos de la cantidad de cosas positivas e interesantes que los chicos nos pueden llegar a transmitir si estamos dispuestos a escucharles.

-          Adecuarse a los oyentes: un mensaje que queramos transmitir a unos chicos de 15 años no será el mismo mensaje que a uno de 8 años, por lo que tener esta habilidad será clave para poder transmitir con claridad y efectividad.

-          Mejorar la comunicación no verbal: utilizar gestos con las manos, movimientos corporales y expresiones faciales para que tus jugadores tengan una fuente de información más rica.

 

    Todas estas habilidades se van mejorando y perfeccionando a través de situaciones prácticas que nos encontremos en el día a día (al fin y al cabo, EXPERIENCIA), no queda otra que tener actitud positiva y la mente abierta para poder superarnos y así conseguir que nuestros jugadores progresen y maduren en todos sus ámbitos vitales, no solo el meramente deportivo.

    Ver la evolución y el desarrollo del grupo de jóvenes que está a tu cargo, es lo más reconfortante para un entrenador, y será mejor y más rápido si conseguimos TRANSMITIR y COMUNICAR de manera más clara y concisa.